Solo queríamos una cena rápida antes de irnos. Pasando por allí lo elegimos al azar porque había una plaza de aparcamiento (una de las rarezas en París) y no nos engañaron. Muy rápido y genuinamente muy amable. Una decoración fresca, no exagerada de demasiado falso dio un ambiente limpio y positivo. tomamos el medio de la carretera "menú real": era sabroso y auténtico. uno sabe que no es un templo goumet así que no espere presentaciones de estrellas michelin o rafinesse extrema. Es importante saber que no sirven alcohol en ninguna forma, pero sus bebidas de yogur encajan bien. Y todo eso con un buen precio - valor.
Je donne 3 étoiles parce que le saveur est bon, mais la portion est petite. On a payé 12€ pour chaque repas et on avais faim encore à la fin.
L’ambiance est mignon mais un peu silencieux. Le serveur est poli.
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